Un fin de semana bastante vacío en Mariola y con un tiempo espléndido.
El sábado probé mi rotura fibrilar contra Rafa. Los dos primeros set jugué con bastante miedo a la lesión y tuve que encajar dos derrotas pues él, en vez de intentar ayudarme a una convalecencia progresiva y amistosa, se empleó a fondo. Ya sabemos que siempre quiere demostrar que es el mejor. Bueno pues llegamos al tercer set. A mí se me quitaron los miedos a una rotura posible, me puse 5-4 para mí y 15-40 a mi favor cuando el gemelo de la pierna derecha me dijo:
-¡Hey, amigo, como sigas corriendo, te doy un disgusto!!!!
Así que me dejé perder hasta el 5-5 y paré el partido. Daba pena ver a mi hermano ahogándose por el esfuerzo de las corridas a las que le fui sometiendo en ese tercer set.
El Domingo, a las nueve ya estaba yo en la pista, con los gemelos puestos. Jugamos un doble: Antonio y yo contra Barral y Rafa. Resultado lógico. Les ganamos los dos primeros set 7-5 y 6-1. Una verdadera paliza ante un juego profesional y agresivo, lleno de aciertos. ¡Le hice dos saques directos a nuestros oponentes, a una media de 222 Km/h, y una dejada a Rafa cuya lengua todavía debe de seguir colgada de la red (pista 1)! Luego el tercer set lo ganaron ellos 6-3. Con franqueza estábamos aburridos a esas alturas. Rafa dio mi grito por haber ganado el último y yo rematé con el grito auténtico por haber ganado el partido. Una buena mañana de tenis.
Nos acordamos de Teo que, como nunca contesta a un correo, no sabemos cómo andará, si realmente se fracturó una costilla y si la misma es la que utilizó Yahvé para fabricar a Lola., allá por el año 1 de nuestra era.
También vimos a Camilo con una bolsa de basura en la mano. En la otra tampoco llevaba una raqueta. Y la vuelta de Richard al circuito parece que se aplaza un año más. La adrenalina la emplea en otras funciones. Al menos, eso dice...
La semana que viene hay puente para los sufridos "trabajadores" de ésta, nuestra comunidad. A ver si os vemos. Y no os preocupéis, las pistas siguen sin pintarse gracias a la eficacia radical del fantasma de nuestro administrador.
