Por una vez y sin que sirva de precedente no voy a decir el resultado. Lo hago por respeto a los cuatro jugadores que hoy nos hemos batido el cobre, en tres set, en dos hora y media casi. Con un Eliseo tocado en donde la espalda pierde su santo nombre y un Antonio Carvajal al que, una de mis diabólicas bolas de revés, le dejó el abductor quebrado, hemos jugado los cuatro por encima del nivel que muchos creen que tenemos. Ha sido alucinante el encuentro. Según Antonio y Eliseo, Teo y Yo hemos estado de sobresaliente lo cual es injusto; si Teo ha estado de sobresaliente (y lo ha estado), yo me merezco una matrícula de honor ya que he manejado a Teo a placer, tanto con mis drives a 220 k/h., como con mis globos cada vez que subía a la red.
Lo cierto es que ver a Teo al otro lado de la pista me excita y a él creo que le pasa lo mismo. Nuestra gran amistad sólo es comparable con nuestra furiosa rivalidad. Desde siempre.
No recuerdo otro partido donde cada punto se haya disputado minutos y minutos, pases y pases y con la fuerza que lo hemos hecho los cuatro. Una gozada de atención al juego y de golpes.
Espero que se repita.
