Tiempo
perfecto, pista perfecta, y muchas ganas de tenis. Por fin coincidimos
de nuevo los Bryan (Antonio y Eduardo Carvajal), contra Fernando Bernabé
Y Pocho Salado. Cuatro raquetas de lujo para un partido duro que
termina en empate. Los dos primeros set de los llevaron los Bryan sin
despeinarse. Inluido un rosco. Un juego endiablado sobre nuestro
asombro. En el tercero logramos ir por delante todo el tiempo pero hubo
que jugarse un teabreak a cara de perro, que nos llevamos nosotros por
los pelos. Y en el cuarto set, con un Eduardo con fecha y hora de
caducidad, acabamos empatando el encuentro, duro, duro, duro.
Para
mi el mejor de los cuatro ha sido Antonio con diferencia. Ha sacado hoy
de tal forma que no he podido restarle ni uno sólo de sus saques. Y
aunque parezca mentira, sólo ha cometido una doble falta cuando es el
Rey de la Doble. Eduardo ha estado genial los dos primeros set. Luego la
edad no le perdona y nosotros, sobre todo Fernando, le ha atacado con
bastante rabia. Fernando ha estado muy por debajo de su nivel. Mal con
el saque y muy caprichoso con la volea. Y yo, pese a mi rostura del
supraespinoso, he conseguido hacer mucha pupa con los saques cortados,
algún que otro globo diabólico a la línea de fondo y algunos drives en
los que mi compi gritaba "¡gol!" por la claridad y potencia con la que
entraban. Uno de ellos a 145 k/hora según mi Babolat Pop.
El
miércoles me toca de nuevo Rafa Canto que hoy ha perdido contra Fede en
Miguel Angel Sol. Con un resultado bastante honroso: 6-4,6-3,6-6. Está
claro que lo tengo bien entrenado. Nos tenemos bien entrenados.