Pocas veces se da un partido tan igualado, tan competido, en el que los cuatro jueguen de sobresaliente y Yo, según los otros tres, de matrícula de honor. Bonito, bonito de verdad. Dos horas y media para sólo tres set, con un primero de escalofrío, resuelto en un teabreak 10 a 8. Rafa Canto ha sido inverosímil, tan inverosímil como de costumbre más un nivel más. Recuerdo que le hice una dejada, bastante superior a las que acostumbra nuestro maestro Fede, y cuando los tres restantes dimos el punto por ganado, apareció la mano de Rafa y sacó la bola apenas a dos centímetros del suelo. Luego ha llegado a todo y lo ha devuelto todo. Juan Martín ha estado de diez, con ese saque a 220 Km/h, corriendo como sólo un marathoniano como él puede hacerlo y devolviendo lo indecible.
En el lado opuesto, Antonio Carvajal, mi compi de invierno, se ha revuelto en la red como una lagartija, voleando de revés y de drive como el campeón vigente que es de MariolaSol. Saque poderoso y rápido como un gamo. Y Yo me siento contento del partidazo que he hecho. He ganado con comodidad todos los saques; he colocado las bolas donde más daño hacían, alguna dejada espectacular y recuerdo un pasing a Rafa que aplaudieron hasta Steffi Graf y la Muguruza que estaban jugando en la pista de al lado. Creo que tan sólo he cometido cinco fallos en todo el partido.
Una mañana espléndida en Las Azules de la Escuela de Tenis Atlas.
