martes, 24 de agosto de 2010

EL PARTIDO DEL VERANO

Todo el verano esperando este partido. Teo estudiándome a fondo desde su terraza, prolongando las excusas del encuentro. Se puso 4-1 en el primer set. Le brillaban los ojuelos. Hacía poco estuvo toda una tarde diciéndome que con un resultado así (mi último partido contra Fede), era imposible perder un set. Me aconsejaba: hay que decirse "voy a ganar", "voy a ganar", "éste no puede escaparse". Pues se le ha debido olvidar su buen consejo. Con un 4-1 perdió el primer set. En el segundo se puso 3-0. Le volvieron a brillar los ojos. Hasta el momento en que Lola, desde el balcón, le gritó: "¡Teo no aprendes, hay que atacar siempre en paralelo!"
Así que en la siguiente jugada corta, se fue de cabeza al paralelo y claro, yo estaba allí esperándolo... ¡Gracias Lola! Esta vez no debió hacerte caso.
Cuando terminó el encuentro, Teo parecía venir de la Guerra de los Cien Años. Su polo azul estaba casi negro de sudor. Y su tremenda fiereza mental se había quedado entre los pelos de las bolas Dunlop Fort, especialmente compradas para este encuentro.
Y para colmo de males, de testigos en la pista: Eliseo, Antonio, Rafa, Curro Bellido, Camilo y Juan Carlos. Un lujo de público con un cachondeo encima de muchos quilates.
No te preocupes Teo. El año que viene seré un año mayor (66) y volveré a ganarte.