Con un trancazo de catarro encima y dentro del pecho me he enfrentado de nuevo a mi sparing favorito Rafa Canto. Está claro que mi juventud empieza a pasarme factura. No consigo ganar a este numantino tenista. Dos horas y cuarto de partido sin parar, 724 golpes míos que ya son golpes (la mayoría en ataque furioso), pero Rafa lo devuelve todo una y mil veces. Cada punto que le hago tiene que ser magistral ya que si no, antes de darme cuenta, la bola me ha vuelto una y otra vez. La clave ha estado en los errores no forzados que he cometido hoy, pero ahi está el resultado que avala mis casi ya 71 añitos. Y los 16,87 kilómetros que me ha hecho correr, alguno en asfixia pura y dura. Lo seguiré intentando. Mis promedios mejoran y eso me supone una alegre diversión.
Mañana viene mis compañeros de Colegio a Sevilla y será una gozada verlos de nuevo.
