Un durísimo entrenamiento de dos horas y media bajo la mirada virtual de Rafa Nadal, desde Montecarlo. Rafa Canto insobornable con su tremendo juego de devolver lo imposible y colocarla seis y siete veces donde más duele. Eliseo Alvarez Hornillo con los mejores drives que le he visto ultimamente; muy fuertes, muy colocados, corriendo la bola de forma magistral. Y Yo tal vez con los mejores revés que he dado este año, cortados a ras de suelo, con mucha velocidad y sin que boten más allá de tres centímetros cuando tocan el suelo.
Han sido casi tres horas de auténtica paliza, sin nada que perder salvo las cuerdas y las bolas, unas USA Open bien equilibradas de peso y muy nobles cogiendo los efectos.
Mientras otros se atiborran de manzanilla en La Feria, nosotros tres hemos corrido como gamos y hemos sudado olimpicamente. Y por encima de todo, la felicidad que da el deporte del tenis que hace de la amistad un valor único. Quizás repitamos el lunes y José del Valle me ha retado para el miércoles. Todo gracias a que May es una santa. Con muletas, pero Santa.
