miércoles, 23 de abril de 2014

DE PODER A PODER DOS HORAS


¿A quién se le ocurre aceptar un partido de individuales de 12:00 a 14:00 con el Sol dando de pleno en la pista? Pues eso. Dos horas para tan sólo dos set. Esto da una idea de la cantidad de bolas que hemos devuelto ambos; más que pista rápida parecía tierra batida con huevo. Empecé como un tigre; le concedí la ventaja de sacarle yo primero y me puse 4-0. Donde quiera que él ponía la bola allí estaba yo para devolverla con toda la superfuerza de mi derecha. Le he hecho seis o siete dejadas dignas de Agassi o del Gran Fede (Huelva, no confundir con el suizo en declive), le he atacado con mi revés paralelo hasta dejarlo sin respiración en bastantes ocasiones. Pero allí donde ponía la bola estaba Rafa corriendo como un gamo, sin la menor señal de lesiones pasadas. ¿Las tuvo? Le gané 6-3 el primero y lo vi algo desesperado. Así que en el segundo me puse 5-3 para mi lo antes posible. Pero me había hecho correr hasta los límites de mis adultos pulmones y, en ese momento, la bofetá de calor me tiraba de espaldas. Entonces fue cuando Rafa, que seguía corriendo de esquina a esquina, levantando las bolas una tras otra, hizo buena la frase del Gran Fede (Huelva), "jamás he perdido un set donde fuera por debajo 5-3". Y así fue. Lo ganó 7-5. Yo desmadejado.
Nos quedaba un cuarto de hora y lo dedicamos a pasarnos la bola rompiéndola. Increíble. Y es que mañana de 10:00 a 12:00 tendré delante al fiera de Juan Martín..., y ese sí que corre. Una duda razonable: ¿podré seguir jugando así dentro de diez años, cuando esté a punto de cumplir los ochenta? Ayer me encontré a un viejo compañero de La Caja y me dijo que estaba muerto de miedo porque "esto de la jubilación pasa muy deprisa y ya mismo estamos más para allá que por acá". Palabrita del Niño Jesús que no lo entiendo.