Hoy tampoco fue nuestro día. Cinco set, tres horas de pista. La Azules cada jornada se parecen más a Mariolaplaya, por la duración de los partidos. No hemos encontrado la forma de ganarle a esos dos monstruos de devuelve-bolas. Aunque en dos set hemos llegado al teabreak. Eliseo (de quién he recibido una crítica formal por hablar poco de él en estas crónicas), ha estado impresionante; se nota que usa una raqueta como la mía casi. Sus golpes de drive, desde el fonso de la pista, llegan con la velocidad del rayo; su revés cortados, cada día mejores, son un cuchillo cuando golpean el suelo; e incluso sacando ha mejorado un 100% gracias al entrenamiento en Las Azules. Rafa Canto, una vez más, ha sacado infinitas bolas a ras del suelo, ha devuelto las indevolvibles, ha voleado en la red a escala de Stephan Evert e incluso le ha hecho un ace a Teo. Es un Muro.
Mi compi Teo ha hecho todo lo que ha podido. Su revés cada día me asombra más. Lástima que pierda la autoestima de vez en cuando y tienda a ver al enemigo dos metros más alto de lo que en realidad suele ser. Sigue queriendo darle a todas las bolas, incluyendo las mías. Pero bueno, es un fiel compañero que se bate el cobre hasta sus límites. Y yo, como siempre, a ratos muy bueno y a ratos frío y aburrido porque siguen jugándole el 80% de las bolas a mi compi. He ganado algunos saques en blanco y sigo contento con mis dos raquetas nuevas. Hoy he lanzado algún que otro drive a más de 200 km/h.
Me gustaría hablar más de cada uno de ellos, pero ¡joder!, tampoco se lo merecen. Jajaja...
