domingo, 1 de febrero de 2015

BICICLETA

No recuerdo un desastre mayor en toda mi vida tenística. Resultado indigno de pasar a La Crónica. El día Negro de Las Azules con la pista en perfectas condiciones. ¿Cómo explicar el por qué? Lo intentaré.
Me pasé la primera media hora sin ver la bola debido al contraste del sol/sombra y al que menos veía era a Antonio Carvajal que salió al ruedo como un miura que hubiese estado enchiquerado cuatro meses. Eso no era un hombre jugando al tenis; era una furia a la que todo le salía bien (las voleas perfectas, los drives fuertes y bien dirigidos, los revés con un efecto cortado demoledor, en la red imposible de pasar) Creo que un control antidoping hubiera sido necesario. Todo esto acompañado por un Eli que le dió con todo, con el marco de arriba, con el marco de abajo, con el marco del lado derecho, con el marco del izquierdo, con el puño y hasta con el canto. Y todos esos golpes quedaban de nuestro lado muertos, tontos, e incogibles. Hasta el tercer set (una hora tan sólo de partido), no vimos un débil rayo de luz gracias a que le hice un ace "del psicólogo" a Antonio. Luego la cosa se normalizó aunque la potencia del enemigo no bajó ni un instante.
Una cura de humildad para esta pareja de bienavenidos. Teo con más fallos que una escopeta vieja y Yo con algunos golpes muy buenos pero escasos para enfrentar al hormigón que teníamos delante.
Menos mal que el domingo que viene Eli formará pareja con José. Ya te cogeré yo solito Antonio.
Mañana Rafa Canto y Yo en la 99 cara de perro, a las 10:00. Otro suplicio para mis carnes gracias a los cuales soy ya más rápido que un gato al que le han pisado la cola.
Teo olvida este Día Negro. Somos los mejores...