Hoy en Las Azules se han enfrentado dos Matusalenes contra dos jovencitos de treinta y tantos. Pero los mayores hemos resultado duros de roer. Fernando Bernabé y José del Valle contra Teo Montemayor (65 añitos) y Pocho Salado (70 añitos) En el primer set los maduros se pusieron 4-1 jugando a un nivel parecido a la perfección. Luego los jovenes hicieron cinco juegos seguidos y terminaron ganando el set. José rabiosamente con su saque y sus drives y restos. El segundo set fue visto y no visto; lo ganaron por 6-2. Pero en el tercero Teo y yo volvimos a atacar duro y nos pusimos 5-2. Una serie de pequeños errores nos hicieron llegar al teabreak que ellos ganaron de puro milagro.
¿Qué significa todo ésto? Que hemos jugado escandalosamente bien contra un Fernando que saca a 220 km/h y acostumbra a listar la bola para que bote bien alta o la echa al cielo cuando se ve perdido; contra un José que resta a velocidades de vértigo y parte la bola en los drives. Ha hecho al menos cinco aces. Por supuesto llegan a todas las dejadas y eso que las mías son olímpicas.
Teo ha jugado puntos muy buenos, con su agresividad y sabiendo dónde poner la bola en cada punto. Y Yo estoy muy satisfecho de mis drives a 300 Km/h, imparables, mis revés cortados que se arrastran por el suelo y perdiendo tan sólo dos saques en todo el partido. Y eso tras haber jugado cuatros días seguidos esta semana. Tropecientas mil horas de pista en las espaldas.
Un encuentro duro y bonito. Para el domingo próximo necesitamos dos figuras de primer nivel (hay dos plazas libres), aunque yo jugaré el viernes un cara de perro con Rafa Canto y el sábado, en Mariola Playa, con los que se presenten.
