Con un frío que pelaba, a las 9:00 los cuatro en la pista Azul. Buen partido agresivo. Resultado lógico. 6-1, 6-4, 4-6, 6-4. El que peor ha jugado: yo. Pero Eduardo ha estado impresionante en la red; inaprensible, impenetrable, imprescindible, intratable, intolerable. Por fin he encontrado una pareja de dobles. Antonio, a raíz de prestarle una de mis dos imbatidas raquetas, muy bien con la volea, magnífico. Y Rafa Canto, como ya acostumbra, corriendo y pegando a todas las bolas incluso a las que le he tirado más sesgadas, más lejanas y con más mala leche. Yo he fallado bastante con el revés; quizás porque la pista estaba resbaladiza o porque íbamos de sobraos o porque no me gusta mucho dejar una de mis dos escálibur, sabiendo que perdería en manos ajenas. En fin, lo hemos pasado bien durante dos horas y cuarto. Y seguimos imbatibles, inconmensurables, inconfesable, indelebles, infatigables e intratables.
Al terminar, Antonio ha salido corriendo a comprarse una raqueta como las mías.
Próximo partido el miércoles a cara de perro contra Rafa, y el viernes contra Juan Martín. ¿Hay quién de más? Seguimos a la espera de Teo, Eliseo, Juan Carlos, Enrique y demás panda...
