Hoy, pese a que Rafa Nadal le ha metido un rosco a Ferrer en Acapulco, en las Pistas Azules la lluvia nos lo ha metido a nosotros, sin compasión. Los Whatsapp de esta mañana a las 8:40 daban pena. Cada uno lloraba a su manera. Rafa Canto desconsolado, Edu saltando de nuevo a la cama calentita, José apesadumbrado con su raqueta nueva junto al pijama, Lolo mirando la calle como el que espera a los Reyes Magos o a La Corina enjoyada, y Eli con la tristeza de los días perdidos. El único que cantaba alegrías era el paragüas (¿un poquito chillón, no?)
Le mandé un mensaje a mi hermano Rafa, a El Portil, para que me notificara si el Diluvio estaba sobre las pistas de Mariola. Pero debía de estar tan triste (ni lo llama Fede, ni lo llama Antoñito, ni lo llama Monís), que no me ha contestado.
Estoy convencido que tarde o temprano llegará la primavera y después el verano. Al menos eso no nos lo podrán quitar los políticos. ¿O sí?
