Según cuentan las buenas lenguas, fue un partido muy disputado con la única ventaja, de parte de mi hermano Rafa, de que llega a todo y levanta cualquier bola, por rápida, esquinada y bajita que le llegue. Conociendo bien a ambos, imagino la agresividad terrorífica de Teo con su drive de brazo alargado y tieso, intentando colocar la bola en la esquina, con todo el cuerpo empujando y esa cara de pocos amigos que pone para asustar al contrario. Imagino a Rafa, intuyendo siempre el lugar exacto donde va la pelota, unos segundos antes deque el cerebro de Teo proyecte el golpe.
Sé que Teo no se rinde casi nunca y batalla cual logroñés corriendo tras el moro. A estas alturas del año, y aunque diga que apenas ha jugado, no sería posible semejante encuentro a no ser que haya practicado tres días en semana, desde el pasado verano, contra su yerno, su hijo Alejandro, y su amigo el phico. Que las cuotas del Tenis Betis son bien caras. Y Lola no le va a permitir que se quede fondón a estas alturas, en las que viene lo mejor.
Y sé que mi hermano Rafa es buena persona y se deja ir de vez en cuando, pese a que confiese (y será cierto), que tuvo que recurrir a las mil dejadas y a los cien mil trucos descatalogados que usa con su raqueta. Me alegro de que fuese un buen partido. Rafa dice: "Teo esconde más de lo que aparenta". Lo sabemos Rafa, sabemos que está mayor. Pero lo queremos tanto o más que siempre. Por eso este año procuraremos que se cruce en primera ronda con Evaristo.
Un abrazo a ambos desde las Pistas Azules donde no habéis querido venir aún, pese a tener reserva permanente.
