jueves, 9 de octubre de 2014

EL DESQUITE


Tras la paliza que encajé ayer frente a Rafa Canto (aliado con los ángeles linieres), hoy José y yo hemos echado un partido, auténtico cara de perro. José le ha pegado a la bola con esos drives a 200 kilómetros horas, ha llegado bien a mis endemoniados golpes y, sobre todo, ha sacado magníficamente. Pero delante tenía a alguien que por fin se ha acoplado a su nueva raqueta Babolat Pure Strike 18/20 a 27 kilos. Un cañón del 15. Cuando le he pegado a la bola de forma plana y en su sitio, no había forma de restarla, como mucho escuchar el sonido al romper la velocidad del sonido. Además su potencia en el saque es espectacular. Ha sido un partido duro porque los dos hemos tenido que correr lo suyo. Y en medio del encuentro cayó un chaparrón de goterones que duró diez minutos mojando las pistas. Entonces nos metimos en una pista de padel. Íbamos preparados para ello. Hemos echado un casi set empatados 5-5, hasta que regresamos a la pistas de tenis. Lo del padel es divertido, pero para colegiales.
En definitiva una mañana densa en la que ambos hemos acabado casi destrozados de pegar y correr. Mañana, si no llueve, tengo a Rafa Canto de nuevo para quitarme la mancha de ayer, en mi expediente. Y el domingo más tenis si las nubes lo permiten.