Un fin de semana memorable. Tenis en casa el sábado y el domingo. Almuerzo en casa de Rafa para celebrar el cumpleaños de Pepi con una buena paella y un saco de boquerones. Luego una espléndida tarde de billar en la que Rafa se dejó ganar y yo jugué como creí no poderlo hacer tras ocho meses de no coger el taco. ¿Hay quien da más? Pues sí, el domingo más tenis...
Los partidos del sábado fueron una copia de los del domingo. Los dos Rafas contra Eliseo y Pocho quedaron empatados a un set cuando se incorporó Mauri sustituyendo a Rafa Canto. Mi hermano y Mauri nos ganaron un set. El domingo Eli y yo volvimos a empatar y esta vez Mauri sustituyó a Eliseo. Mauri y yo ganamos por un apretadísimo 9-7.
Creo que todos hemos jugado bastante bien aunque la estrella destacada ha sido sin duda Rafa Canto y su manía de devolver todas las bolas. Él y Rafa son un muro de hormigón. A destacar los esfuerzos de mi Rafa, tocado del brazo (adormecido por una lesión de espalda), y los de Eli que, pese a tener la rodilla izquierda hueca, no para de atacar y moverse.
El tiempo acompañó. El sábado tras el tenis y antes del almuerzo, May y yo nos fuimos una hora a tumbarnos de cara al sol en la playa. Había bastantes parroquianos y parroquianas. Y nos quemamos, claro. Lástima que el fin de semana haya casi terminado con la derrota de Nadal ante el inconmensurable Djokovic. Queda como alegría la derrota de los catalanes ante el Atlétic de Madrid. ¡Para los separatistas una estupenda lección!
Mañana juego contra Juan Martín. A ver quién corre más...
