En un Día Histórico para este país, todavía llamado España, un veterano como yo, a un mes exacto de cumplir mis primeros 69 años, le gano a un joven de casi cuarenta, que corre que se las pela. Eso sí, he tenido que ceder un set, el último, porque el calor también juega su rol y fastidia un montón.
Juan ha jugado bastante bien. Ya sabe que para tener opciones, a pesar de su extraordinario saque a más de 200 Km/hora, tiene que meter muchas bolas dentro y subírmelas al séptimo piso. Y eso ha hecho. Lo que ocurre es que hoy me encontraba a gusto (jugar contra él es un placer por su honestidad en la pista), y tenía ganas de pegarle a la bola. Además, como buen marathoniano, me ha levantado bolas del suelo y un par de dejadas (de las treinta que le he hecho, todas puntos ganadores), desde el mismo suelo, antes de dar un segundo bote, o casi dándolo. Corre muchísimo pero lo he hecho correr quizás demasiado, hasta el punto de que ha tenido un pequeño tirón tras la rodilla de la pierna derecha. Y no obstante ha conseguido ganarme el tercer set y dar todo un grito de campeón. Gritó: "¡¡he conseguido ganarle un set al Monstruo!!"
Así que, entre Monstruo y Maestro, he conseguido cerrrar el primer semestre de este año con buenos resultado y plenamente en forma.
El lunes me espera José en un individual que no será a cara de perro, sino a cara de yerno. A ver qué pasa. Y luego el verano dará paso a sesenta partidos diarios, infinitamente dichosos en Mariola Playa.
